
Las ventajas de la FP que imparten en Alemania es que permite a los estudiantes adquirir competencias en un lugar de trabajo, integrarse en el mundo laboral (los estudiantes reciben un sueldo) y la oferta y demanda de cualificación se adapta al mercado laboral. Además, el porcentaje de estudiantes menores de 20 años sin profesión es muy bajo.
En el lado negativo, la formación dual, para empezar, dura de 2 a 4 años, dependiendo de la profesión y sobre todo se vincula al sector industrial y comercial. Durante este tiempo, la mayor parte se desarrolla en la empresa y se complementa acudiendo a clases, con lo que podría suponer la disminución de profesorado. Además, las empresas que los contratan requieren de un tutor con formación previa, una atención que quizás las pymes no podrían abarcar, lo que tampoco garantiza la calidad de las prácticas. Precisamente el tejido empresarial español constituye también un escollo -un 85 por ciento pymes- con lo que tendrían problemas para ofertar plazas de formación. Aparte, tendría que ser el estudiante quien encontrara el puesto.
A falta de conocer con detalle ese real decreto que parece que pronto presentará el Ministerio de Educación, y más tras una reforma reciente de la FP (en 2011), me parece más conveniente incrementar la oferta, asentar este tipo de formación, que hasta hace pocos años fue el "patito feo" de la enseñanza, mejorar la relación con las empresas para aumentar la oferta práctica y, como ya hacen algunos centros en Aragón, contar con programas formativos para los adultos que tienen que reciclarse y mejorar su cualificación profesional.
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