lunes, 26 de marzo de 2012

Este niño no sirve para estudiar


La lucha contra el fracaso escolar aparece en todas las propuestas de los departamentos educativos como una meta a alcanzar, el propio ministro Wert lo recogió en sus propuestas para esta legislatura, hasta el famoso informe Pisa recoge estos datos. Los padres se preocupan cuando sus hijos no rinden al nivel esperado, y argumentan que su hijo "no sirve para estudiar". O ese era, por lo menos, el argumento que oía cuando era pequeña y te enterabas de alguien que al acabar la educación obligatoria no seguía sus estudios. 
Ahora no será por alternativas que ofrece el sistema educativo, con programas de refuerzo en Primaria y Secundaria o Programas de Cualificación Profesional (la antigua Garantía Social), para los que no acaban la Secundaria, por poner dos ejemplos. El sistema creo que ya les ofrece herramientas para motivar a los estudiantes, cuando realmente no se dan cuenta los responsables educativos que el problema no está en el sistema, sino que es una labor que debe empezar desde los primeros cursos. De todas formas, también hay que tener en cuenta factores socioeconómicos, como apuntaron desde la Plataforma en Defensa de la Escuela Pública, comparando las tasas de pobreza infantil para la población menos de 16 años con los datos de fracaso escolar. 
Como muestra, el informe de una federación catalana, que engloba casi una treintena de entidades (FEDAIA), que trabaja con niños y jóvenes desamparados o en riesgo de exclusión, y que analiza el fracaso escolar, sus consecuencias y las posibles soluciones, que centra en tres aspectos, la prevención trabajando con los alumnos y sus familias, la intervención con los alumnos y en facilitar el regreso a las aulas.


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